Ruta del triángulo del Renacimiento

La Villa de Sabiote, junto con los conjuntos monumentales de las ciudades patrimonio de la humanidad de Úbeda y Baeza, forman el llamado triángulo del renacimiento andaluz, pues si bien, Andalucía es rica en patrimonio renacentista, la mayor concentración de este estilo arquitectónico se encuentra reunida en menos de 16 kilómetros de un punto a otro, podemos, por lo tanto, decir que hay un elemento de unión entre estos tres vértices, y lo crea el célebre arquitecto Andrés de Vandelvira, quien diera forma a su renacimiento, sobrio y castellano, que tanto caracteriza a los tres enclaves, que se nutrieron de sus construcciones.

Baeza, primera ciudad en ser tomada de Andalucía, tuvo un papel fundamental en la conquista de Castilla, por lo que los reyes desde el siglo XIII la convirtieron en la ciudad oficial, que presume de ser. Cargada de escudos reales, en sus cuantiosos edificios públicos, que se combinan con el poder de la Iglesia, manifestada en su catedral, la más antigua de Andalucía, que se sitúa en la Plaza de Santa María conviviendo con otros edificios, como la fuente de Santa María (foto típica de la ciudad) y el antiguo seminario de San Felipe Neri, soporte de los vítores estudiantiles, que atestiguan la presencia de la universidad, que se mantuvo hasta el siglo XIX. Baeza presume de ser uno de los pocos lugares con arte románico, en Andalucía, del que su mayor ejemplo es la Iglesia de la Santa Cruz, que se encuentra frente al célebre palacio de Jabalquinto, conocido por su abigarrada fachada gótica, que es ejemplo de belleza y de singularidad. Otros grandes rincones de esta ciudad, los componen, el paseo de la Constitución, lugar de recreo de la ciudad, cobijado bajo soportales, la antigua cárcel, sede del ayuntamiento actual, el convento de San Francisco, la Iglesia del Salvador y de San Andrés y la Plaza del Pópulo, donde se encuentra la fuente de los leones, compuesta de figuras del siglo III procendentes de la ciudad ibero-romana de Cástulo, así como el edificio de las antiguas escribanías y las antiguas carnicerías.

Úbeda por el contrario, gozó de prestigio por ser la ciudad de la nobleza, cuyos grandes hombres y mujeres, engrandecieron en belleza al servicio de lo privado. La plaza Vázquez de Molina, es el corazón monumental, vertebrada por la Sacra Capilla del Salvador, monumento consagrado al entierro del secretario de Carlos V, Don Francisco de los Cobos, donde se encuentra el retablo de la transfiguración de Berruguete y cuya reja fuera realizada por Villalpando, rejero mayor de la catedral de Toledo. En torno a tan ilustre fachada se concentran edificios tan grandes como el palacio del Deán Ortega (actual parador de turismo), la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares (iglesia mayor de la ciudad) y el Palacio de Vázquez de Molina, que da nombre a la plaza y sirve de ayuntamiento en la actualidad. Si bien esta plaza es el corazón de la ciudad, podríamos decir que las plazas son el lugar monumental de la ciudad, con ejemplos como la Plaza Primero
de Mayo, lugar de nacimiento de Joaquín Sabina, donde se encuentra la Iglesia de San Pablo y las antiguas casas consistoriales. La plaza de Santo Domingo, con la iglesia de sendo nombre, la plaza de Andalucía, aportalada, con la Iglesia de la Santísima Trinidad y la Torre del Reloj, desde la que se puede visualizar la ciudad, así como la plaza de San Lorenzo, donde se encuentra la Casa de las Torres, junto con sus hermosos y poco planificados callejones, así como los vestigios de su muralla árabe, convierte el paseo por Úbeda en inolvidable e inesperado.

Sabiote, tercer vértice de este triángulo, fue concebida como la villa de recreo de Don Francisco de los Cobos, quien la comprara por la suma de dieciocho millones de maravedíes, a la orden de Calatrava, quien la mantuvo desde que fuera reconquistada en el siglo XIII. Su impresionante castillo renacentista, a la manera italiana, nos da el ejemplo de castillo-palacio, propio del siglo XVI.

Otros grandes rincones monumentales los componen, la plaza de los chinos, donde destaca la Iglesia de San Pedro, joya del renacimiento y orgullo de la población, de este pequeño y encantador pueblo. Pasear por la casi completa muralla de Sabiote, nos muestra rincones tan especiales como la puerta de los Santos, la plaza de la Villa, donde tenemos el actual ayuntamiento y el convento de las Carmelitas descalzas, así como la puerta del Tejar, desde la que podremos deleitarnos con el paisaje, que la privilegiada ubicación de Sabiote nos ofrece.